Invocar el recuerdo

Para Nora

Cuando tomé el camino de la lluvia
supe que llegaría a esa llanura
suplicando la luz evasiva
que a veces arroja tu mirada.

Hoy quiero que modeles planetas perfectos,
cerámica imposible en otras manos
y dibujes con una línea
la fauna taciturna
que habita el jardín de tu mente.

Hoy te celebro
en el arroyo seco de las horas
en los rincones que ahora habitas
en la tierra estéril
que has fecundado de paciencia,
en las palabras anidadas en tu mente
y en lo que no dije
porque la lámpara deslumbrante con que sueñas
ya lo había adivinado.

Hoy te celebro
con las luces que encendiste en mí
con la voz que halló tu oído
con las palabras
que si no existieras
te habrían inventado.

Mi único hallazgo fue tu rostro,
la única moneda en mi bolsillo,
fue la luna que descolgaste de la ventana
y la derroché en estrellas tímidas
y en cometas medrosos de arder;
vivo en la ciudad
y la ciudad vive en tus labios
sueño con la selva
y no hay más selva que tu insomnio
quiero ver tu sombra
y no acabo de soñar con tus lágrimas.

Por eso quiero celebrarte,
por lo que pensé muerto
cuando no había nacido,
por lo que resucita en el mar
de estrellas desveladas,
por lo que murmura el azar
cuando te descubre en la acera
y por lo que aprendo a solas
cuando invoco tu recuerdo.

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