Declaración de espera

La ciudad no era entonces
la nostalgia del frío
la repetición de imágenes sin espejo

La ciudad nacía desnuda en la lluvia
y las arenas de la noche
recorrían el verano
azotando las estatuas
con sus dedos diminutos

Siempre que llegabas, llovía

Y yo esperaba
las delicadas caricias de la niebla
como mi único destino,
augurio de tu regreso
a la calle inundada:

Tus cabellos guardaban del paisaje
lo que mis ojos buscaban en la noche.

Ahí me quedé a esperar la lluvia

El tiempo derribó las paredes
y diluyó el color del adiós;
la ciudad se extendió en solares
y en sus brazos crecieron los edificios.

Desde entonces
miro las cosas con ojos tan distintos
que nadie puede reconocerlas,
veo palabras escritas por ciertos naufragios
y me sorprende la caída de un ave
herida en su amor propio.

Búscame
Evoca mi boca
Extraña mis manos

Ahí sigo, aguardando
en la profundidad ilusoria
de tus ojos
urgido de tu presencia para hacer metáforas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario